El profesional de la docencia en Venezuela. carece de una Ley del Ejercicio Profesional de la Docencia. En consecuencia de un Código de Ética, que norme su actuación. ¿Cuales entonces serian sus principios éticos si no están establecidos? ¿Son Inferidos? (Pregunta de Juan Kujawa).
La profesión docente, en todos sus niveles, está muy aporreada ética y económicamente. Su reconocimiento social está muy menguado. Por otra parte los maestros no perciben claro su importante papel al promover los cambios en las prácticas y estrategias pedagógicas necesarias para esta cultura en construcción, en maceración, con todos los altibajos y problemas que eso implica.
Los cambios de gobierno traen rupturas en la continuidad de proyectos educativos. Cada nuevo diseño curricular quiere cambiar todo pero sin incidir realmente en las prácticas pedagógicas, en las maneras de darse las relaciones sociales en las aulas para convertirlas en espacios de aprendizaje. Las autoridades educativas, los ministros son muy ineficientes, - con ciertas
e importantes excepciones - en las complejas cosas de la educación.
De esto no se eximen a los gremios que a menudo subordinan las necesidades educativas a los juegos de políticos inmediatos. Conspiraciones y triquiñuelas no son extrañas.
Esos cambios curriculares, de leyes y reglamentos, han pretendido subordinar la interacción educativa al poder político dominante con un efecto grave en la confianza de los maestros. Eso se ha agravado mucho en los últimos años cuando una confiesa intención política autoritaria trata de pautar contenidos, programas, empleo, profesión. Al no lograrlo los
enfrenta y discrimina.
Todo esto resulta muy grave porque, ciertamente, la educación formal tiene un importante papel en la construcción del País. Ese papel también puede ser fatal. Si las escuelas y universidades no se ofrecen en continuidad y pertinencia con los cursos y necesidades personales y sociales van resultando cada vez más rituales, como exigencias para permanecer en el sistema y no para incorporarse productivamente a la sociedad y, a la vez, elaborar proyectos de vida de cada quien.
Las leyes y reglamentos son importantes apoyos, y cimientan derechos y deberes, pero tienen un alcance corto cuando no responden a condiciones y tradiciones vigentes. Pero es necesaria su existencia y respeto, ellas convergen a generar las atmósferas donde los valores florecen. Las leyes no generan nuevos valores cuando de eso se trata: Dignidad, participación, solidaridad, diversidad, cooperación, cohesión social…entre otros son valores a construir que deben alumbrar como propósitos permanentes la relación educativa, el trabajo docente y, por consiguiente, deben estar reflejados y propiciados en la Ley.
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