(Apuntes)
Arnaldo Esté
23/10/2009
Como he propuesto en varios momentos, un valor es una instancia de fe. Sin argumentaciones se espera que algo – cosa o relación – exista con condición almática, tal como los seres humanos y, además de eso tenga fuerza generatriz, es decir de ella se desprendan efectos, otras cosas, otras acciones.
Los Valores son fundamentales para la vida social: la cohesión, la comunicación, la permanencia, la cultura. Están en el propio eje de la interacción educativa.
La lectura y la escritura, más allá de sus propias condiciones técnicas, se han instalado en buena parte de humanidad. Como sabemos, no siempre fue así. La mayor parte de la existencia de las diferentes culturas y civilizaciones se dio sin que la lectura existiera. Y en mucho menos tiempo y en muchos grupos humanos, sin que ella existiera instalada como valor. La comunicación y los lenguajes se basaban en diversas combinaciones de sonidos, señales y símbolos, en lenguajes orales.
En muchas culturas el tránsito a la lectura fue lento y diverso. Y está aparecía vinculada a religiones y fuerzas sobrenaturales, y su manejo privilegiado a sacerdocios y poderes.
La emergencia de la Modernidad, de Occidente, es inseparable de la calidad escriturada de esa cultura. La Biblia, Gutenberg, el proyecto protestante coinciden para que ese valor se convierta en uno de los cohesionantes sociales a la vez que cimentador de la ciencia, las técnicas y la industria.
Ahora lo Digital emerge como otro valor que inevitablemente se simbiotizará con la lectura produciendo un valor sincrético de propagación y fuerza estructuradora (sistémica) mucho mayor.
Instalar ese valor, la lectura, en la sociedad venezolana y, mas particularmente en las escuelas, debe tener en cuenta inicial esta calidad. Por lo tanto no tiene mayor efecto predicar sobre la lectura como tampoco lo tendrá su falso uso escolar, para memorizar, copiar, pegar a aprender sobre su “sistema” y gramática.
Es su uso intenso y persistente, a propósito de todo, en toda ocasión.
Sirven de referencia tres funciones de la lectura y la escritura, no separables:
- la utilidad: de que manera puedo obtener con la lectura solución a mis problemas o a mis exigencias de vida y trabajo
- el placer: el meterme, gracias a la lectura en en espacios y situaciones que alborotan my corporeidad, mi condición de ser corpóreo e integral.
- la intriga: esa versión humana de la curiosidad, que no sólo lo lleva a uno a develar lo apenas sugerido sino también a proyectar sobre lo no explicito su propia sed de aventura, de final imprevisto.
Al programar actividades para propiciar su instalación concierne preguntarse sobre la
presencia de estas funciones en ellas.
Así planteadas, vendrán luego las preguntas acerca de la pertinencia de los materiales y prácticas propuestas para esas funciones.
Simplifica bastante en logro de estos propósitos el trabajo por proyectos de aprendizaje, la problematización y la Interacción Constructiva como estrategia metodológica para el aula. Plantear el problema, discutirlo y desarrollarlo debe implicar la escritura y la ulterior lectura de lo escrito. La consulta bibliográfica, por Internet y otros recursos.
El Proyecto de Escuela entre sus propósitos fundamentales debe establecer la lectura y lo digital y las maneras de abordarlos y usarlos cotidianamente y, más aun, generar un ambiente que exprese la inmersión de toda la escuela en prácticas y eventos adecuados.
Actos culturales, ferias, juegos florales, dramatizaciones, es decir una amplia gama de actividades y recursos, por no decir todas, deben estar atravesadas por la lectura. En conciencia de que escribir es colocar en signos convencionales los estados interiores, que debe ser un un acto comunicativo.
Y que leer es evocar en el propio acervo, a partir de signos convencionales, significados correspondientes a los pretendidos por quien escribió.
Y, mas allá del leer, Interpretar es cargar los signos o señales percibidas de la propia subjetividad y acervo.
Con todo esto en cuenta, puedo decir que un lector es aquel que puede usar y/o modificar los significados evocados para sus propios fines o necesidades.